Xavier Rubert De Ventós fue filósofo y profesor, además de escritor y político catalán. Participó en la resistencia antifranquista como miembro del Front Obrer Català (FOC) y fue expulsado de su cátedra de la Universidad de Barcelona mediante un expediente administrativo. En 1975 tuvo que exiliarse a París por amenazas de los falangistas. Muy activo en la vida pública catalana, colaboró habitualmente en varios medios de televisión, radio y prensa escrita.
En 1976, fundó con Eugeni Trías el Colegio de Filosofía. Fue amigo de la infancia de Pasqual Maragall, con quien militó en la clandestinidad en el FOC. Fue miembro del Partido de los Socialistas de Cataluña y diputado en el Congreso (1982-1986) y en el Parlamento Europeo (1987-1994).
Fruto de esta singular trayectoria – Empezando como profesor de filosofía y terminando con un escaño en Europa- surgió una de sus obras más notables, El cortesano y su fantasma , de marcado cariz autobiográfico, donde reflexiona sobre lo que va observando en el mundo político de la época – Bien similar, podríamos decir a la de nuestros días – y del que puedes leer algunos fragmentos a continuación:
“En política, no quieras ser literal, pero tampoco literario. Y ser lo suficientemente creativo para llegar a ser solo objetivo. Habla su lenguaje, lleno de convenciones, sin creer, pero tampoco sin rebelarte, sobre todo sin querer delatarlo.”
“Para hacerse en el medio de la política es necesario, pues, aprender a paralizar, o al menos a anestesiar, regiones enteras del alma.”
“Me inquietan estos políticos que sienten que deben hacer, hacer, hacer… Cosas que no hace falta absolutamente hacer, como los hombres de letras dicen, dicen, dicen… Sentencias que no es imprescindible proferir.”
“Así pasé de ser servidor de las ideas a hacerme mensajero de intereses y traficante de opiniones.”
“El Parlamento me parecía más bien el Callament: Tenía que perder la vergüenza a hablar por no decir nada, a empalmar un “evidentemente” detrás de otro…”
“No es que el espejo esté sucio: es que refleja lo que tiene delante.”
“Quien quiera desacreditar a los políticos lo tiene fácil: Solamente necesita aplicar, a todos, los adjetivos y adverbios con los que se destrozan entre ellos.”
“Algunas cosas las dice uno para no tener que creer demasiado; para pasarlas a alguien y así pasarse de ellas…”
“Políticos, paladines del sistema que ecuánimemente mata allí de hambre y aquí de colesterol, que produce con igualdad yupis sin escrúpulos y viejos sin techo…”
“Aquí, la reiteración de los mismos calificativos no se hace al servicio de las cosas, sino a expensas de ellas.”
“Y allí, entre política, veía a gente con una enorme ambición de cosas pequeñas, mediocres aún su egoísmo, siempre templado por el cálculo.”
“Desde los 60 ha visto muchos movimientos alternativos convertirse en poco tiempo corporativos.”
“Hacerse cargo de que los intereses y pasiones individuales no son el obstáculo, sino la sustancia, de la política.”
“¡Yo os respeto, oh políticos! Al menos porque vosotros mismos nos ayudéis a menospreciarse!”
“La democracia: Una iglesia donde todos son herejes.”
“Los políticos crean el desorden para fundar sobre nuestras necesidades el tributo que debemos rendirles.”
“¿No era Platón quien ironizaba que, puestos a votar, por qué no se elige también a los fontaneros, los artistas o los veterinarios?”
“Con términos como la razón de Estado, buscan el cobijo de una línea que, trazándola, queriendo hacerse la ilusión de seguir.”
“En política, uno no debe buscar el conocimiento, sino la búsqueda, captura y manufactura de la opinión.”
“¿No se dan cuenta de que la inteligencia prospera no con el aumento sino con la disminución de las ideas?”
“Las ideas no se pueden prodigar sin acabarse desabrochando; ¿cómo pretenden que dé lo que no es lícito tener, ni casi buscar?”
“Obligándoles a rebelarse, se obliga esto a oprimirlos.”
“En filosofía, se intenta explicar. En política, se acaba simplemente por replicar.”
“Garlan y garlan en el Parlamento, para acabar con una sonora obviedad adornada de una metáfora hervida.”
“Entrando en ese mundo, más que cambiar las cosas, quien cambió e hizo costra fue él.”
“Los políticos siguen las noticias en todo momento, sumergiéndose en un aturdimiento por evento.”
“Así es como toda experiencia exótica acaba casi siempre por convertirse en retórica.”
“Muchas cosas, como Circe, solo se entregan a quien sea ya capaz de no desearlas.”
“Decía Joan Fuster que la sociedad es la lucha del hombre contra el hombre por notario interpuesto.”
“No dejo de pensar que en todos estos pactos y negociaciones de la política, siempre paga alguien que no está: Un joven, un sahariano, un parado sudamericano, un palestino…”